Etapa 10

Ventosa de San Pedro – Oncala

Distancia
0 km
Desnivel +
0 m
Desnivel -
0 m

Tiempo

0 h
0 min

Muy bonita. Por el río Ventosa y su camino bajo peñas, se transita por el Puente de Rabanera y el paraje del molino Romero Gil de Matasejún. Se sube por el camino del molino y tras visitar la localidad se sigue subiendo por el camino tradicional de San Andrés de San Pedro para llegar a esta localidad. Desde San Andrés, salvando el embalse de San Pedro, se busca la cañada dirección Navabellida. De ahí se baja a El Collado para acceder al camino entre muros del fondo del valle en busca de Oncala.

Puedes descargar aquí los recursos:

Camino de la oveja blanca

Camino de la oveja negra

Sendero
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Camino
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Pista
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Urbano/Asfalto
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No hay ramales en esta etapa

Puntos de interés

Matasejún

Esta localidad se encuentra al pie de La Muela. Destacan la iglesia de Santo Domingo de Silos y el yacimiento de icnitas de Las Adoberas, con marcas de oleaje y rastros de terópodos bien conservados. Conserva la tradición de las Móndidas, como en San Pedro Manrique.

San Andrés De San Pedro

Con una organización urbana lineal definida por el Camino Real a Soria, San Andrés sorprende por su arquitectura popular serrana, conservando en buen estado gran parte de sus edificios antiguos. La ermita de San Andrés Apóstol, a la entrada del pueblo, es el único templo de culto tras el abandono y ruina de la Iglesia de la Asunción. Es del siglo XVIII con una nave capilla lateral y espadaña. En su interior una pila de agua bendita sobre un capitel románico decorado con animales, arroja postas sobre la antigüedad de templos anteriores. Al final del pueblo, una calle flanqueada por corrales nos lleva hasta la confluencia de dos riachuelos, lugar en el que hasta hace veinte años se reunían las mujeres a lavar. Desde la última casa del pueblo parte una bonita senda que enlaza con un camino bien marcado, paralelo al riachuelo que quedará a nuestra izquierda en la subida a la dehesa, poblada de robles.

Navabellida

Pequeña aldea situada en la cara sur del monte Lucero, separa a en dos barrios por el arroyo Alba. Su población dedicada a la ganadería trashumante de merinas, está representada en la actualidad pon una única familia si bien, durante los meses de verano y los fines de semana el pueblo recupera su antigua vitalidad. Un paseo por sus calles nos mostrará elementos de arquitectónicos y deificaciones apenas transformadas que, a pesar de su estado de abandono, constituyen un excelente ejemplo de la arquitectura popular de la comarca. La calle principal con su empedrado original, la fuente, el frontón y la iglesia de Santa Bárbara nos evoca un tiempo no tan lejano.

El Collado

Pequeño pueblo en recuperación. Con sus dos fábricas de embutidos dotan a la localidad de cierta actividad a lo largo del año. Iglesia del siglo XVIII dedicada a Santa Marina, con un retablo mayor barroco y dos laterales de estilo rococó y una interesante pila bautismal románica. A los pies del pueblo se sitúa el río Linares, con un soto bien conservado en el que además de chopos podemos encontrar olmos de montaña, álamos temblones, robles, arces y avellanos. En su impenetrable dehesa crecen espinos, escobas, enebros acebos y hayas. El río lleva poca agua en verano y se torna torrencial en invierno.